Por Ricardo Burgos Orozco
¿Qué haría usted con 7 mil millones de pesos que dicen va a costar la elección de magistrados y jueces del próximo 1 de junio? Aunque el Instituto Nacional Electoral de Guadalupe Taddei sigue pujando para lograr más presupuesto para cumplir con ese capricho que dejó el anterior presidente, es una gran bolsa que si alguno de nosotros la tuviera pudiéramos aliviar los gastos de mucha gente de escasos recursos y de nosotros mismos, sobre todo ahora en la cuesta de enero.
La presidenta consejera del INE había pedido en principio 12 mil millones de pesos, pero en Palacio Nacional le pusieron freno. Ahora se habla de 7 mil millones sin contar en la elección a los mexicanos en el extranjero, pero Claudia Sheinbaum Pardo, la presidenta, desea que sean unos comicios históricos donde todos participen, pero pide que le bajen al gasto.
Es mucho dinero si son 7 o 12 mil millones de pesos. Insisto que piense usted que haría con semejante cifra. En primer lugar, si los tuviera en efectivo en billetes de mil seguramente no sabría dónde ponerlos; no cabrían en el cuarto contiguo de la recámara o en maletas, pero inmediatamente empezaría a hacer planes para saldar sus deudas, préstamos a los familiares que lo necesiten y a lo mejor pensaría en apoyar algunas obras de caridad y, lo más importante, la mayoría lo invertiría.
Sin embargo, con tantas necesidades, el gobierno se lo va a gastar en lo que dicen va a consolidar la democracia y va a acabar con la corrupción en el Poder Judicial ¿Ustedes creen eso? Yo no. Sabemos que es una venganza del anterior presidente de la república porque nunca pudo controlar a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández y las elecciones del año pasado con 36 millones de votos a favor de Morena y la mayoría en las cámaras de Senadores y Diputados, le permitieron concretar su vendeta.
Así que el 1 de junio próximo se van a elegir a nueve ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, dos magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, 15 magistrados de las salas regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, 5 personas integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial, 464 magistrados de Circuito y 386 personas juzgadoras de Distrito.
Para la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el lugar de Norma Lucía Piña Hernández, quien tuvo que presentar su renuncia como parte de la reforma judicial, ya se apuntaron las impresentables Lenia Batres Guadarrama y Yazmín Esquivel Mossa; ambas al servicio del régimen, pero con poca idea de lo que significa el cargo. Yazmín Esquivel todavía tiene el estigma de la duda de haber plagiado su tesis, aunque la Universidad de México no haya querido pronunciarse sobre ese tema.
A final de cuentas, la elección judicial será otro gasto inútil, que no significará un cambio sustancial ni a la democracia ni contra la corrupción, pero se habrá cumplido con el objetivo de darle un adiós definitivo a la autonomía del Poder Judicial, con muchas consecuencias de por medio.
Pero qué necesidad, como dijera el célebre compositor y cantante, Juan Gabriel.
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