Gobernadora rica, pueblo pobre

En tercera Instancia



 Por Isael Pérez Olivier

La historia de la administración cómico-política que encabeza la segunda mujer más votada de toda la historia del mundo mundial, está cada vez más cerca de su final. Y como ocurre en estos casos, su protagonista Lorena Cuéllar Cisneros, trata por todos los medios de resistir los embates de la cúpula del poder político nacional hasta el último momento y no solo por haberse tomado una fotografía con un presunto líder de un grupo delictivo en un evento privado o por seguir negando la presencia del crimen organizado en Tlaxcala, sino también, por su descrédito a nivel nacional, primero por confrontar el análisis delictivo de la estrategia de seguridad planteada por el secretario Omar García Harfuch, y luego, por incongruente, por haber adquirido una decena de camionetas de lujo blindadas para el uso exclusivo de su familia con recursos públicos; además, de la estrepitosa caída que registra su imagen en las encuestas de percepción ciudadana; por último, y no por eso menos importante, por el innegable cochinero administrativo que ya le fue observado por la Auditoría Superior de la Federación, al no poder justificar 880.5 millones de pesos, correspondientes a los dos primeros años y cuatro meses de su gestión gubernamental.   

Sí. Damas, caballeros y personas de los géneros no binarios, 880.5 millones de pesos, sin que se hayan sumado a estos, todas las observaciones del ejercicio fiscal 2024, entre ellas, los casi 45 millones de pesos que costaron las lujosas Suburban blindadas, que fueron adquiridas al parecer sin la licitación reglamentaria y que, de acuerdo a fuentes extraoficiales, usan ella, sus dos hijas, sus dos yernos, su actual consorte, su hermana y el esposo de ésta, el Diputado Federal; su nieto para que lo lleven al kínder y su ahijado que, de no pasar otra cosa en los próximos meses, la podría relevar en el cargo.

Pues en las observaciones de la Auditoría Superior de la Federación, solo se están considerando, entre otras irregularidades cometidas por el gobierno de Lorena Cuéllar, pagos excesivos en las nóminas ordinarias y extraordinarias del personal directivo, administrativo y docente, pagos a aviadores, a un trabajador después de la fecha de su defunción y por obras inconclusas, pero no por la adquisición millonaria de vehículos de lujo blindados.

Por los datos antes expuestos, al cierre de su tercer año y al inicio del cuarto de su sexenio, la gobernadora morenista escribió lo que al parecer sería su epitafio político y que diría más o menos así: “Aquí termina una administración que se convirtió en la antítesis de los principios de la 4T. Y todo por mí ambición desmedida por el poder y el dinero”.

Así es que, a pesar de sus esfuerzos por negar la siempre atenta “invitación” del Gobierno de la República a representar al país en una embajada, Cuéllar Cisneros se sabe en desventaja y antes que intentar jugar a las vencidas con Claudia Sheinbaum, tendrá que tomar una decisión. De esas que ha tomado siempre y en toda su vida y sin ningún empacho o remordimiento, porque hasta donde tengo memoria, nunca ha concluido un cargo. Todos los ha dejado tirados para saltar de uno a otro. Así fue, desde su incursión como Diputada Local, Diputada Federal, Senadora de la República, Presidenta Municipal hasta dejar la Delegación de la Secretaría de Bienestar por la gubernatura del estado. Entonces, por qué habría de ser esta la excepción cuando el agua ya le llegó al cuello.  

¡Ajá!, por algo le adelantaron la invitación a formar parte del cuerpo diplomático mexicano y todo indica que no hay marcha atrás. Es por eso que cada día son menos los escépticos sobre la posible y muy probable salida de Cuéllar, pues reconocen que, ante la serie de aberraciones políticas y administrativas, desde el gobierno federal le abren la posibilidad de que utilice una salida digna y decorosa, antes de que se desate la hecatombe. Y no hay tregua para ella… 

¡Se tenía que decir y se dijo!

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