Por Isael Pérez Olivier
Exactamente tres años le bastaron a Lorena Cuéllar Cisneros para ponerle en la madre a todo lo que se pudo, incluyendo, claro, la paz y la tranquilidad que llegamos a tener. Ni los corruptos del PRIAN que por muchas décadas gobernaron Tlaxcala, lograron lo que ella en tan poco tiempo; que las bandas criminales avanzaran con total impunidad y que, a su paso, dejaran una estela de violencia y muerte, con el mensaje para el gobierno de que el verdadero poder es el de ellos y no el del estado. Ya suman casi una veintena de ejecutados, descarnados del rostro, desmembrados, embolsados o ejecutados in situ, entre ellos, un alcalde que no tuvo tiempo de entregar el cargo porque una bala en la cabeza se lo impidió, y un niño, que por resistirse al atraco, lo privaron de la vida con un disparo a la altura del pecho.
Estos altos niveles de violencia que nos mantienen con los nervios crispados, están asociados no solo a la incapacidad del estado para hacerle frente al hampa, sino que tienen un tufo peculiar a corrupción de quienes juraron cuidarnos y protegernos, pero que prefirieron entregarnos a las garras de los grupos delincuenciales. Por lo tanto, este sangriento episodio que hoy vivimos en Tlaxcala, no es obra de la casualidad, más bien, es el resultado de tres años de incapacidad de nuestras autoridades, que sin importarles el sufrimiento ajeno, escriben su propia historia con sangre.
Es decir, la administración Cuéllar dejó de atender los temas de la seguridad en las calles con estrategias concretas y bien definidas y se enfocó en las compras millonarias de una tanqueta y una unidad móvil de monitoreo, además de equipo de vídeo vigilancia y software espía para el elefante blanco denominado C5i, que resultaron inoperantes para el combate a la delincuencia, pero un gran negocio para el Secretario Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública Max Hernández Pulido, y obvio, para su patrona.
Así es, la supuesta inversión en tecnología que tanto cacaraquea Lorena Cuéllar, no aportó las herramientas necesarias ni para la investigación o persecución de los delitos, ni muchísimo menos para la prevención de las actividades delictivas. ¡Ajá!. Fue, es y será, solo un gasto sin sentido, pero jamás una inversión para el beneficio de los tlaxcaltecas.
Prueba de ello, es que a escasos metros del sitio más custodiado y protegido por cámaras y policías, me refiero al Palacio de Gobierno; lugar, donde a plena luz del día, el cuentahabiente de un banco fue despojado del dinero que había retirado minutos antes, por unos maleantes que a punta de pistola y con detonación de la misma, se dieron a la fuga con su botín y que hasta la fecha se mantienen impunes.
Sí, lo sé. El que Usted y yo, llegáramos a temer por nuestras vidas y nuestro patrimonio caminando a plena luz del día por la capital del estado, o peor aún, encerrados en nuestros propios negocios y hogares, lo veíamos muy lejos o imposible de ocurrir; pero llegó Lorena de la mano de la 4T y lo hizo posible “sin querer queriendo”.
Pero como dijo El Caudillo del Sur, Emiliano Zapata: “Si no hay justicia para el pueblo que no haya paz para el gobierno”. Frase que toma notoriedad y relevancia al inicio de la segunda mitad del sexenio de la segunda mujer más votada de la historia del mundo mundial y la peor decepción de los tlaxcaltecas. Así es que, Usted decide si le exige resultados o le sigue aplaudiendo todas sus chilindrinadas…
¡Se tenía que decir y se dijo!.
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