Los alcaldes: poder y humildad

Editorial 

Los alcaldes que entraron en funciones el sábado 31 de agosto, concibieron lo que es el poder, otros, ven como algo pasajero y actuan con humidad y empatía.

Sin embargo, algunos alcaldes como es el caso de Blanca Angulo Meneses, presidenta del municipio de Chiautempan, se sintió empoderada desde que ganó la elección; no obstante, después de haber tomado protesta como gobernante del tan dañado municipio sarapero, mostró su lado hipócrita e indiferente con quienes decia ser “amiga”.

En el caso del alcalde de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García, mostró un cambio al dar su mensaje durante la toma de protesta en el Domo Blanco del Reciento Ferial de la capital, pues el nerviosismo que lo identificó cuando fue en representación de la gobernadora de Tlaxcala en la toma de protesta del ex alcalde de Chiautempan, Gustavo Jimenez Romero y en el cierre de campaña de la presidenta electa de Mexicó Claudia Sheinbaum Pardo en la Plaza de la Constitución del estado, quedó atrás. El sábado ante los cientos de asistentes dejó en visto que aprendió a hablar en público; sin emargo, la humildad y el carisma que lo identifica, lo seguirá manteniendo hasta culminar su administración. 

Otro de los alcaldes que mantendrá ese carisma y humildad, es el presidente de Apetatitlán, Azain Ávalos Marbán, quien después de una gran lucha contra el aparato municipal del panista Ángelo Gutiérrez Hernández, por fin llegó a la presiencia para aplicar el proyecto de cambio que tiene para el municipio, dejando a un lado “las ideologias partidistas” para trabajar en favor de los habitantes. 

En Contla de Juan Cuamatzi la presidenta municipal, Ivonne Roldán Xolocotzi, gracias a su empatía y humildad, seguirá dando continuidad al trabajo que inició hace tres años su hermano, ex alcalde del municipio, quien hizo de Contla un fenómeno cultural, tradicional y de infraestructura. Sin duda, el municipio seguirá dando resultados.

Es cierto que el poder cambia a los políticos; sin embargo, hay muchos que muestran su empatía y una humildad que los identificará para el resto de su administración, otros, el poder los vuelve locos, al grado de pensar que el “cracia” es para siempre. 

Los presidentes muncipales tienen un gran reto que enfrentar y dar buenos resultados para sus habitantes, pero sobre todo, trabajar mucho por la seguridad, la cual se ha convertido en una enfermedad que no han podido curar. 

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