Pobre Chiautempan, tan lejos de Dios y tan cerca de la corrupción
Por: Cristian Flores
La maldición de la corrupción en el municipio de Chiautempan ha prevalecido como una enfermedad que ni los políticos más “honestos”, en tiempos de campaña, han podido curar. Es el caso del actual presidente del municipio textil, Gustavo Jiménez Romero, quien pasó a ser uno más de esos candidatos de siempre, que con el discurso de siempre y como siempre, engañaron a los ciudadanos para llegar al Poder.
Y es que el ayuntamiento sarapero se convirtió en el tesoro más preciado de quienes llegaron a ser alcaldes, ya que, con descaro y cinismo, se han llenado los bolsillos a costa del erario público. Hoy, a la actual administración morenista le tocó saquear las arcas municipales.
El actual gobierno municipal de “los” Jiménez siempre estuvo dirigido por Juan Carlos, hijo del presidente Gustavo, quien desde el fraccionamiento Los Álamos -lugar donde vive su señor padre- se ha encargado de operar política y financieramente para llevar a Chiautempan a la perdición.
Ahí, en uno de los cuartos de la casa del alcalde, hoy aspirante a la diputación del distrito 3 federal, se instaló un segundo salón de Cabildo para sesionar y para que el junior confabule las anomalías con sus más allegados del ayuntamiento, como su super brother Brian Quiroz, director de Gestión y Recaudación de Ingresos, el inexperto director del Patrimonio Cultural, Abraham Fragoso, el secretario general de la administración Carlos Cerdio, la encargada de Recursos Materiales -quien dicen, es lavandera de la lana de Juan Carlos-, entre otros.
El “JC”, como le dicen sus amigos, mostró su amor por el dinero, pues gracias a la política y a su habilidad para los negocios sucios obtuvo propiedades que solo un millonario puede adquirir. Nos cuentan que gracias a los 44 millones de pesos que dejó el ex alcalde Héctor Domínguez Rugerio para finalizar el año fiscal 2021, Juan Carlos se hizo de una pequeña cadena de hoteles en Puerto Vallarta, sin dejar de lado el salón para eventos la “Antigua Posta del Obispo” ubicada en Apetatitlán sobre la carretera Camino Real -que, por cierto, ahí era donde le realizaba los eventos al otro junior aspirante al Senado por Morena y apestado de la política, Alfonso Sánchez García-.
Nos dicen las fuentes que el “JC” adquirió una casa en Sonata, el “lugar inteligente” en Lomas de Angelópolis, Puebla, la zona más exclusiva de los fifís, donde la residencia más barata cuesta poco más de 5 millones de pesos, de acuerdo a la inmobiliaria Century, lo que estamos por corroborar en el Registro Público de la Propiedad poblano. Y así como los Temoltzin, los Jiménez van apropiando de inmuebles, como los de la colonia El Alto.
Podrá decir el hijo del alcalde Gustavo que sus bienes fueron adquiridos a través de los ahorros que obtuvo “con los domingos que le daba su abuelito”; pero lo cierto, es que antes de involucrarse en la política, cuando se dedicaban solo a la maquila, los Jiménez no tenían mucho de lo que ahora es un secreto a voces.
Sin duda, la administración morenista que hoy gobierna en Chiautempan se encargó de hundir más al municipio. Los chiautempenses siguen lamentándose de haber confiado en alguien que pudo no manchar a Morena por sus corruptelas y transformar a la demarcación que tanto han dañado; sin embargo, lo único que ganó este gobierno municipal, fue el repudio de la ciudadanía y el recurso del erario público.
Pobre Chiautempan, tan lejos de Dios y tan cerca de la corrupción.