Por favor, tómelo con la reserva que amerita el caso. Pero, desde hace algunos meses, en este mismo espacio, le he venido comentando a Usted sobre la información que me han compartido fuentes de digno crédito sobre los temas de salud de nuestra máxima autoridad política en el Estado.
Esas reiteradas versiones compartidas extraoficialmente, siempre apuntaban, a que algo andaba muy mal con su integridad física y que los frecuentes viajes al extranjero, con supuesta agenda oficial, se hacían para cubrir, en muchas ocasiones, sus revisiones médicas y la exploración de tratamientos de vanguardia para el padecimiento que la aqueja.
Incluso, en últimas fechas, entre los integrantes de su círculo más cercano, ya se aseguraba, que después de las elecciones de este año se confirmaría su inevitable separación del cargo para atender prioritariamente sus temas personales.
Sin embargo, ahora la información dio un giro vertiginoso y apunta a que su tardío retorno después de más de un mes de estancia en los Estados Unidos se debe, desafortunadamente, a la gravedad del asunto. Insisto, tómelo Usted con reserva, pero dicen que cuando el río suena, es que agua lleva.
De confirmarse lo anterior, estaríamos a nada de que el Congreso del Estado se constituya como Colegio Electoral para dar cumplimiento al artículo 64, Fracción Segunda, Inciso “A” de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Tlaxcala, para nombrar a quien la sustituirá en el cargo por lo que resta de la administración.
El tema ya encendió los focos rojos entre los miembros del gabinete y en su círculo de personas más cercanas, pues ante las pésimas noticias provenientes del extranjero se corre el riesgo de que se haga cada día más evidente su marcada ausencia del territorio estatal, que, al tratarse de más de 15 días, tuvo que haber sido autorizado por el Congreso para no violar lo dispuesto en el artículo 62 de la Constitución local. Aunque si se me permite el comentario, la verdad, no veo la necesidad de ser puristas con este punto, pues la justificación de atender los temas de salud es más que aceptable.
A lo anterior, súmese la falta de capacidad política del secretario de Gobierno Luis Antonio Ramírez Hernández, que hace más notorio el vacío de poder que genera la ausencia de la titular del Ejecutivo estatal.
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En Tercera Instancia