Por: Mario A. Macías Palma
Se da en la política de todos los estados, pero en Tlaxcala parece recalcitrante la costumbre de la simulación en tiempos electorales.
Se aparecen en escenario, se manifiestan a favor, suman a “su gente”, incluso llegan aportan recursos financieros, pero los lideres político-partidistas no tienen palabra de honor, pues todo candidato perdedor acusa de traición a sus correligionarios, a veces lamiendo su herida, otras justificándose, pero en más de una ocasión con mucha razón.
En las visitas por Tlaxcala de los ante-pre-candidatos a la presidencia de la República por Morena, se reviven viejos y contemporáneos vicios de la sucesión del Poder Ejecutivo local y federal.
Es Claudia Sheinbaum quien sufrió la primera traición, puesto que en sus primeras presentaciones en nuestra querida Tlaxcalita, no cabían los asistentes, pero ya como corcholata oficial en uno de sus actos masivos, el de Zacatelco, no sólo no llenó ni siquiera la mitad de la gente acudió.
¿Fue desdén de los tlaxcaltecas contra la exjefa de gobierno de la Ciudad de México o boicot contra el responsable de organizar, Armando Contreras Castillo? porque sobre quien pesa el enojo de la candidata científica, es precisamente sobre el coordinador, enlace o responsable, sobre quien pesa el éxito o, en este caso, fracaso.
Ya en Apizaco, Lorena Ruiz García fue quien se puso las pilas, le puso inversión (de a 200 por cabeza) y casi llenó la plaza de todos de su natal Apizaco, enderezando la gira para Sheinbaum, lo cual le aseguró un lugar en la lista de recomendaciones para la candidatura de la ciudad rielera a la diputada que botó al PT tan solo un día antes.
Ja. Ingenuos los morenistas del grupo de unidad, excandidatos que hace tres años se dividieron, ¿o se traicionaron? pero que hoy se juran lealtad mutua. A Javier Rivera, Rafael Álvarez Escárcega, Miguel Piedras, el buen amigo Ricardo Morales, y hasta Jorge Domínguez, se les atraviesa la bella y despampanante diputada, obstáculo difícil de librar.
Con esa renuncia a la bancada del Partido del Trabajo, la diputada Lorena Ruiz quedó como traidora, por la premura ya que desde cuándo decidió apoyar a la morenista y no a su correligionario petista Gerardo Fernández Noroña, quien ¿coincidió? en el estado con la consentida de AMLO.
A pesar de que estuvieron presentes en ambos eventos los exgobernadores José Antonio Álvarez Lima y su sucesor Alfonso Sánchez Anaya, no hay confianza ya que a los dos reiteradamente los han tildado de desleales. Fue raro que dentro de su área de influencia de los dos, la gira de Sheinbaum aún con acarreo, se diera con rotundo éxito y afuera un fracaso.
El hoy senador de la finca en Atlihuetzia fue el “traidor” de 1998, cuando Javier García “el conejo” hasta le fue a patear la puerta del Palacio de Gobierno, porque para los priistas dejó solo a Joaquín Cisneros, hizo que perder al PRI por primera vez en Tlaxcala, pues siendo gobernador entregó al PRD el Poder a través de Sánchez Anaya. Vaya, hasta pintó meses antes las patrullas de amarillo.
En esa traición a Juaco, el eterno junior Cisneros Fernández, la más señalada fue Beatriz Paredes, la que hoy es flamante precandidata a presidenta de la República, quien organizó un desayuno “de unidad” en el hotel San Francisco, para dejar patente el apoyo en torno al candidato del PRI -fue de las pocas veces que se le vio junto al entonces gobernador Álvarez Lima- y donde Tulio Hernández, como preludio dijo: “tanta pinche democracia nos está partiendo la madre… ya no hay control (del votante) pues ya ni mi hija (Elena) me obedece, ya ella es perredista”.
Más tarde al autodenominado “güerito de rancho”, Alfonso Sánchez Anaya, primero traicionó a los perredistas con los que se comprometió a impulsarlos políticamente, pero incluso antes de tomar posesión como el gobernador de la alternancia, rompió el encanto al notificarles que el proyecto de sucesión era Maricarmen Ramírez García, que su única virtud política era ser su cónyuge.
El primero en acusar fue Eduardo Medel, su natural sucesor en el Ejecutivo; el segundo fue Gelacio Montiel quien le disputó la candidatura a su esposa hasta el los tribunales; otro más que denunció traición Rufino Mendieta Cuapio y hasta la recién fallecida Rosalía Peredo, que era lideresa del PT, partido que fue el primero con el rompió la alianza que el del Toltecapa.
Vaya, hasta el mismo Alfonso Abraham, al último traicionó a su propia esposa, ya que contrabandeó electoralmente para el priista Mariano González Zarur, pues aunque un mes antes de la elección de 2004, le pidió a su señora que declinara por el hacendado, “porque sí no, se nos va Héctor Ortiz…” -y se les fue-.
Maricarmen se empeñó porque Emilio Zebadúa no la dejó, “tienes que llegar al final, sí logramos ganar”, le habría susurrado al oído su coordinador de campaña, -hoy preso por la estafa maestra-.
En esa elección que ganó el oaxaqueño ciudadanizado tlaxcalteca, la más señalada de traición fue, oootra vez, Beatriz Paredes, quien sólo apareció en la campaña de González Zarur en el último acto público masivo, con lo que aquella trató de lavarse la cara ante su partido, pues toda la clase política local sabía que Héctor Ortiz no daba paso sin autorización de la “Doña”, quien dirigió sus pasos del PRI al PAN y luego hacia la gubernatura.
Para 2010, un derrotado “amo” Mariano, regresó con ánimos renovados. Sin querer ni proponérselo captó los votos de los perredistas siendo candidato del PRI, ya que Minerva Hernández Ramos traicionó la causa la declinar por una panista, Adriana Dávila, una semana antes que provocó la rabia de lideres perredistas, quienes acompañaron el acto de declinación pero que en las urnas pagaron con traición la traición de la “chaparrita” al PRD. Ellos tuvieron su paga con cargo en el sexenio marianista.
A Lorena Cuellar Cisneros ni se diga que la traicionaron; primero sufrió la de Mariano González, quien le prometió la senaduría en 2012 en pago por aceptar que fuera él candidato en 2010, cuando ella era priista; a la hora el hacendado gobernador no le cumplió, la empujó fuera del PRI y le dio la candidatura a su tío Joaquín y a Anabell Ávalos. Le fue mejor a Lore porque se arrimó a López Obrador, sombra que le dio senaduría, diputación federal, delegación y gubernatura.
Hoy gobernadora, pero antes en 2016 perdió la elección. Entonces aunque acusó ferozmente al gobernador Mariano y no al cuñado de su hermana Karina, Marco Mena que fue quien le ganó, en corto la candidata entonces del PRD a quienes señaló de traidores porque así fue, -y juró venganza- fueron el ahora diputado Manuel Cambrón presidente de su partido, a los operadores Santiago Sesín y Eimard Grande y al aliado entonces convergista Miguel Ángel Covarrubias.
Así la historia de contrabando y traición que se comienza a retroalimentar en esta anticipada carrera electoral hacia el 2024.
Esgrima… el que no arrancó en la carrera electoral a todos los niveles, ya se está quedando atrás. Pluris y de mayoría ya deben estar listos.
A la gente de Movimiento Ciudadano se le ve con empresarios como Luis Antonio Herrera y Antonio Carvajal… ¿amarraron alcaldía y diputación, ambas capitalinas?… la expresidenta honorifica del DIF de Huamantla, Karla Menéndez Cedillo, ya está de lleno en la campaña de su líder nacional Velazco… ¿Asegura la pluri del Verde al Congreso del Estado?... En la capital debe haber una decisión entre panistas, o va otra vez Claudia Pérez o ya le deja cancha libre a la regidora mirza Amaral... Donde todo está perdido para Morena es en Chiautempan, quien quiera ser presidente tiene que ir al contrario de la tendencia guinda.... a menos de que vaya la muy amiga de la gobernadora y ombudsperson Jackeline Ordóñez Brasdefer...
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