La élite lorenista doblega a la oposición dentro del Congreso local

Por Cristian Flores

Lorena Cuéllar Cisneros ha demostrado la capacidad con la que cuenta para hacer política en Tlaxcala, para muestra de ello es el sometimiento que ha ejecutado dentro del Congreso del Estado y en otros organismos donde se maneja poder y recurso.

Al parecer la dinastía Cuéllar Cisneros, junto con Sánchez Anaya, han tenido un buen manejo de los diputados que se dicen llamar de oposición, como lo es el perredista Juan Manuel Cambrón Soria y la priista Blanca Águila Lima, quienes al principio de la legislatura, mostraron su rebeldía con la morenista, pues pensaron que iban a intimidar a la inquilina de Palacio de Gobierno; pero les salió el tiro por la culata, tanto que ahora se muestran arrodillados ante la cúpula lorenista.

Los legisladores -en general- quienes ya están con un pie fuera del Congreso del Estado, se han convertido en la miseria humana, pues solo simulan dentro del Pleno luchar por el bien social de los tlaxcaltecas.

La oposición dentro del Poder Legislativo, PRI, PRD, PAN y PAC, comienzan a mostrar la sumisión ante el gobierno en turno. 

Primero, el viejo PRI muestra su división dentro su bancada; por un lado, el diputado Fabricio Mena, hermano del ex gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, y Diana Torrejón manifiestan el apoyo a Lorena Cuéllar, dejando a un lado a Blanca Águila, orillándola a unir fuerzas con el diputado Cambrón para ser oposición y hacer contra peso al gobierno estatal, algo que en absoluto no les resultó.

 Segundo, el raquítico y agónico PRD, quien anuncia un gran movimiento de “izquierda” social en Tlaxcala, conformado por Juan Manuel Cambrón Soria y Ever Alejandro Campech Avelar, simulan ser la oposición de Palacio Juárez. 

Campech Avelar solo calla como momia y se suma a la lista de sumisos del Congreso a favor de la gobernadora. Cambrón Soria, después de demostrar su rudeza ante su ex jefa Lorena Cuéllar, ahora se encuentra arrodillado, matraqueando a la cúpula morenista, pues bastó con alabar a la diputada morenista Marcela González Castillo -quien ya se siente la vicegobernadora-, nuera del ex gobernador Sánchez Anaya, en un evento al interior del Congreso, dónde destacó su capacidad al frente de la Junta de Coordinación y Concertación Política.

Agregó: “debo reconocer que es una mujer con un gran talento y una enorme voluntad para construir, más allá de cualquier diferencia que puede existir, estamos en el animo en este Congreso del Estado de poner por delante los intereses de Tlaxcala y los tlaxcaltecas”.

La dureza que tenia Cambrón ahora se convirtió en un sometimiento dejando en claro que el Poder Ejecutivo puede doblegar a cualquier legislador que no se quiera alinear a las ordenes de una mandamás. Tenía razón el columnista, Isael Pérez Oliver, al señalar a Cambrón como “el peón de Sánchez Anaya y pupilo de Gelacio Montiel” en el Congreso Local.

En tercera instancia, el PAN y PAC están mas que coludidos con el gobierno morenista. Por un lado, la diputada Alejandra Ramírez Ortiz -sobrina de los amos y señores de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, Héctor y Serafín- está más que vendida con el titular de la Secretaría de Educación Pública, Homero Meneses Hernández, por intereses a fin de seguir salva guardando a la UATX; a Gilberto Temoltzin Martínez del PAN, solo le interesa el poder para seguir resguardado ante los juicios que tiene con su familia, mientras que el rumbo de la vida publica de Tlaxcala no le interesa.

Pero los asnales diputados de oposición de la 64 legislatura, Juan Manuel Cambrón y Blanca Águila, solo demuestran los intereses que tiene para seguir en la vida política; a simple vista han sido doblegados por la elite Cuéllar Cisneros y Sánchez Anaya, que buscan imponer y manejar a su antojo el sistema político del estado.

El Congreso del Estado necesita tiempo para administrar el tiempo. Los políticos de ahora deben ganarse la confianza de la ciudadanía, y con ello enfrentarse a una contienda ejemplar. No existe político que no tenga la empatía con el pueblo, solo se arropan bajo el manto de la manipulación mental y el lenguaje político hipócrita que ha servido para dañar a la ciudadanía.

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